Frankenstein Educador es un libro escrito por Philippe Meirieu; un investigador y escritor francés especializado en ciencias de la educación y pedagogía. Está considerado como una gran inspiración para las reformas educativas francesas y para el activismo izquierdista y ecológico.
Sus grandes influencias son Rosseau y Freinet, entre otros pedagogos del movimiento de la Escuela Nueva. La principal idea que define a Meirieu y que podemos ver reflejada en la obra es, la paradoja del maestro por educar para la libertad, transmitiendo las normas sociales para promover la integración en la sociedad y a su vez hacer crítico al alumnado para poder replantear dichas normas y albergar el poder de modificar la cultura y los influjos sociales actuales; contribuyendo así en la evolución de la sociedad. Otro aspecto en el que destaca Meirieu es en la creencia de la capacidad de formación del ser humano –‹‹toute personne est susceptible d'être éduquée, et je suis capable, en personne, de l'éduquer.›› A esta idea, se le denomina Educabilidad, término acuñado por él mismo e inspirado por Herbart, que consiste en creer en el éxito de todo alumnado, por ello el profesorado debe lograr dicho éxito mediante recursos y métodos diversos y especializados en cada alumno.
Construir un objeto vs. Educar un sujeto
Construir un objeto vs. Educar un sujeto
La obra nos permite una
larga reflexión acerca de la formación del educador y sobre cómo este debe
formar al educando, partiendo de una base en que la educación es una acción
inherentemente humana que debe de implicar libertad en el sujeto. El curioso título
que da vida a la obra, trata de asemejar la figura de Víctor Frankenstein
–creador del Monstruo Frankenstein– con el de un educador que forma y moldea a
sus alumnos, insistiendo en la idea de que debemos alejarnos de dicho concepto
fabricador. A medida que la obra va avanzando, Meirieu va ejemplificando este
concepto mediante conocidos personajes como Pigmalión, Pinocho y Prometo; entre otros.
El autor va permitiendo la reflexión a medida
que avanza el libro, planteando ya en la primera parte dos preguntas que dan
sentido al eje central de la obra: ¿Se
puede ser educador sin ser un Frankenstein? ¿Se puede renunciar a “hacer al
otro” sin, con ello, renunciar a educarlo?
Más adelante, Meirieu nos propone un auténtico
cambio en la concepción pedagógica: una recopilación de exigencias para poder
llevar a cabo una verdadera revolución copernicana en la educación y poder así
luchar en contra de prácticas de “tipo Frankenstein”.
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