domingo, 7 de diciembre de 2014

Inclusividad.

¿Qué es la Escuela Inclusiva?

      Se entiende por Educación Inclusiva a toda aquella educación personalizada y diseñada a medida de todo tipo de niños de un grupo homogéneo, con una diversidad de necesidades, habilidades y niveles competentes. Su objetivo es ofrecer el apoyo necesario dentro de un aula ordinaria y atender las características individuales de cada niño, dando por sentado que, por muy parecidos que podamos ser, las necesidades deben ser consideradas desde una perspectiva diversa y plural.

¿Es lo mismo Integración que Inclusión?

       Por una parte nos encontramos con la integración, que se trata de la adaptación del niño al medio mayoritario; es decir, hace referencia a únicamente introducir a un alumno en un contexto determinado. En cambio, inclusión implica saber que todos somos peculiares y necesitamos cosas distintas. Por lo tanto, hace referencia a adaptar todo el contexto para no limitarse únicamente a integrar a una minoría dentro de un grupo más o menos homogéneo, sino construir desde el conocimiento, la cohesión social y la interrelación una forma de incluir y hacer partícipes a todos/as por igual, viendo sus diferencias y aceptándolas pero sintiéndose igual en derechos y oportunidades. No se trata únicamente de integrar al ‘”extraño” sino partir de la base de que todos tenemos algún tipo de peculiaridad, de necesidades especiales en algún aspecto, de diversas maneras de aprender y sentir. 


      Cabe destacar además, que no significa lo mismo el término “déficit” que el término “diversidad funcional”. Un claro ejemplo lo podemos ver en el caso de un niño ciego que tiene déficit de visión, pero con las herramientas necesarias no existe esa diversidad funcional; al igual que sucede con las personas con miopía que utilizan las gafas como herramienta para eliminar la diversidad funcional; por lo tanto, el déficit (miopía) seguiría existiendo pero no el problema en cuestión (baja visión). 

      Por ello, debemos entender la escuela inclusiva como un lugar en el que el encuentro de distinciones no se utilice de manera diferenciadora, sino como hecho de unión y como un modo de aprender diferentes formas de sentir y pensar, pudiendo integrar diferentes puntos de vista en nuestra propia personalidad. 

      Por otro lado, es innegable decir que la educación inclusiva trae consigo diversos temores por parte de la sociedad, y más concretamente de las familias. Ante esto, debemos mantener las expectativas altas para contribuir a que crean en sus potencialidades, únicamente se trata de conseguir lo mismo desde diferentes caminos. Este modelo educativo debe entenderse como la manera de educar en nuestra sociedad democrática, puesto que debemos aceptar a toda persona y respetar las diferencias promoviendo la igualdad y la cohesión social. 

    Sin una escuela inclusiva la segregación de la escuela se ve reflejada en la jerarquización social exterior. Por ello, debe de darse un gran cambio social y educativo para romper con la desigualdad. Pues no debemos olvidar, que todo lo que ocurre en un aula es un reflejo de la realidad, y de este modo, desde dentro podemos cambiar lo que pasa en el exterior; deshaciendo prejuicios, temores y segregación. Todo ello favorece la coherencia entre la vida fuera de la escuela y el entorno propiamente escolar, fomentando así un cambio sociológico. Pues no olvidemos que la coherencia que debemos promover se basa en el objetivo de que ‘’la escuela debe preparar para la vida’’, por lo tanto es inútil tratar de diferenciar entre personas que van a cooperar y convivir fuera de las paredes del aula.






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