miércoles, 25 de marzo de 2015

Metodologías alternativas: Harkness, Reggio Emilia y Escuelas Sudbury.

Hace un tiempo estuvimos hablando de dos metodologías alternativas: Montessori y Waldorf, que poco a poco se están poniendo en auge y que cada día son más conocidas por maestros, pedagogos, padres e incluso por gente ajena a la educación (aunque nunca se pueda ser del todo ajeno a ella).

Por ello, hoy traemos tres más, que junto con las que ya hemos comentado, constituyen cinco de los sistemas alternativos que podremos ver con mayor frecuencia en colegios.

Como pudimos ver en las entradas dedicadas al método Montesori y Waldorf, se trata de metodologías alternativas con sus ventajas e inconvenientes. Es importante conocerlas, juzgarlas y tener en cuenta que son, simplemente, diferentes propuestas de ver la educación. No se trata de la panacea universal ni tampoco debemos ver la educación pública como un sistema anticuado y obsoleto sino como una construcción común que debe reinventarse, nutrirse de nuevas ideas y adaptarlas a los diferentes entornos. 

  • Método Harkness
Creado por Edward Harkness, deriva del llamado método socrático. El punto principal y más simbólico gira en torno a una mesa, en la cual se producen las interacciones y aprendizajes. Comenzó en el año 1930 en la academia Philips Exeter, donde trece personas se sentaban en torno a una mesa ovalada con un instructor. 
Este instructor no da la clase, sino que plantea preguntas que activen la mente, la razón y la reflexión. Poco a poco las cuestiones se van analizando en grupo y estas dan lugar a nuevas cuestiones y/o distintas opiniones. Con este método se favorece el pensamiento crítico y la aceptación de las distintas formas de pensar.

Originariamente estuvo destinado a estimular a los estudiantes tímidos para expresar sus opiniones, así como para fomentar el desarrollo de habilidades de pensamiento reflexivo. Para llevar a cabo este método de forma óptima, es necesario un número bajo de estudiantes. Generalmente se sigue el siguiente proceso, también basado en el método socrático:

  1. Apertura preguntas: Se utiliza para generar nuevos temas de debate al comienzo de la clase.
  2. Preguntas guía: Ayuda a profundizar en el tema. Los participantes deben mantener el rumbo y fomentar un ambiente positivo y consideración por los demás.
  3. Cierre de preguntas: Al finalizar la clase los alumnos tienen que concretar opiniones, resumir su pensamiento y aprendizaje, así como personalizar lo discutido.



  • Método Reggio Emilia

El método Reggio Emilia es una iniciativa creada en el año 1945 por el pedagogo italiano Loris Magaluzzi y se trata de una de las más reconocidas propuestas de educación para la primera infancia. En este método, el protagonista principal en el proceso educativo tiene que ser el niño el cual aprende por observación para luego desarrollar sus propios proyectos de creación. Los docentes acompañan a los niños en la exploración de temas, pero es el propio niño el que va construyendo su propio aprendizaje a partir de la interacción con el entorno que le rodea.

Por esta razón, el entorno es tan importante que se le considera “el tercer maestro”.  A través de este enfoque, se considera que cada niño trae consigo una profunda curiosidad que conduce su interés en comprender su mundo y su lugar en él.


Se necesita una participación muy activa de los padres, en ocasiones estos trabajan en equipo con los educadores para preparar los materiales y actividades que se van a desempeñar. No se trabaja sobre un currículum o programa de estudio, sino que se va construyendo el programa en función de las necesidades que van surgiendo.

Lo más señalado de este método es el uso de “las cien lenguas de los niños”, permitiendo que estos expresen su creatividad a partir del movimiento, dibujo, pintura, música, juego, ficción, etc. Todas las formas son válidas para que el niño utilice sus sentidos y  sus lenguajes para aprender.

Las características principales a modo detallado son las siguientes:
  1. Los niños son capaces de construir su propio aprendizaje. Son impulsados ​​por sus intereses de entender y saber más.
  2. Los niños forman una comprensión de sí mismos y su lugar en el mundo a través de sus interacciones con los demás. Se da mucha importancia a la colaboración social, el trabajo en grupos, donde cada alumno es un participante más e igual al resto, al que se le valoran sus pensamientos y preguntas. El adulto no es el que ofrece el conocimiento, son los niños los que lo buscan a través de sus propias investigaciones.
  3. Los niños son comunicadores. La comunicación es un proceso que permite el descubrimiento a través de las preguntas y utilizando el lenguaje como juego. Se escucha con respeto, en la creencia de que sus preguntas y observaciones son una oportunidad para aprender y buscar juntos. 
  4. El medio ambiente es el tercer maestro. Al igual que en el método Montessori, el medio ambiente es reconocido por su potencial para inspirar a los niños. Un ambiente lleno de luz natural, de orden y de belleza. Se abren espacios libres de obstáculos, donde se considera cada material para sus fines, cada esquina está en constante evolución para animar a los niños a profundizar más en sus intereses. El espacio fomenta la colaboración, la comunicación y la exploración. El espacio respeta los niños según su capacidad, proporcionándoles materiales auténticos y herramientas.
  5. El adulto es un mentor y guía. Nuestro papel como adultos es observar, escuchar sus preguntas y sus historias, encontrar lo que les interesa y luego darles la oportunidad de explorar esos intereses adicionales. Reggio Emilia toma un enfoque de proyectos dirigidas por niños (project-based learning). Los proyectos no se planifican con anticipación, emergen sobre la base de los intereses del niño.
  6. Un énfasis en la documentación de los pensamientos de los niños. Se visualizan y documentan los pensamientos de los niños y la progresión de pensar, haciendo que sus pensamientos sean visibles de muchas maneras diferentes: fotografías, transcripciones de los pensamientos de los niños y las explicaciones, las representaciones visuales (dibujos , esculturas, etc.) todos ellos son diseñados para mostrar el proceso de aprendizaje del niño.
  7. Las Cien Lenguas de los Niños. Probablemente el aspecto más conocido del enfoque Reggio Emilia: la creencia de que los niños utilizan muchas maneras diferentes de mostrar su comprensión y expresar sus ideas y creatividad. Un centenar de diferentes formas de pensar, de descubrimiento, de aprendizaje. A través del dibujo y la escultura, a través de la danza y el movimiento, a través de la pintura y juego de ficción, a través del modelado y la música. Además de ello, el aprendizaje y el juego no están separados y se enfatiza el aprendizaje por descubrimiento (hands-on) que permite que el niño utilice todos sus sentidos y todos sus lenguajes para aprender.


  • Método Sudbury
Las Escuelas Sudbury suelen resultar muy llamativas ya que difieren notablemente de la escuela tradicional. En estas, al igual que en las escuelas Summerhill, se tiene en cuenta la libertad educativa y gobernación democrática. No existe un proyecto curricular, sino que los estudiantes son completamente libres en la distribución de su tiempo.
Este modelo de escuela va de los 4 a los 19 años y está extendida por EEUU, Bélgica, Dinamarca, Israel, Japón y Alemania. Se dirige mediante una democracia directa en la cual tanto los alumnos como el personal gozan de igualdad de derechos. 

A los alumnos se les concede la plena responsabilidad sobre su propia educación y desde el primer momento tienen claro que aprender es un proceso constructivo propio, ‹‹es un proceso que yo hago, no un proceso que  me hace a mí››. Por ello, este tipo de escuelas apuestan por desarrollar personas motivadas, activas, libres, creativas, y capaces de forjar su conocimiento logrando una total independencia.

Se les ofrece materiales como ordenadores, cocinas, pintura, escultura, instrumentos musicales, equipos deportivos, y asignaturas tradicionales como matemáticas y lengua; pero orientadas a sus propias metas. Los alumnos no están sentados en clase, sino que están hablando, jugando, leyendo, trabajando en varios proyectos, teniendo reuniones o haciendo cualquier cosa que les interese. Tampoco hay notas, ni calificaciones finales, cada alumno es consciente de sus progresos y de su propio desarrollo personal. 

Es necesario que los padres estén familiarizados y apoyen la filosofía de la escuela, ya que cualquier idea contraria que venga por parte de casa puede causar estrés al niño, limitarle su libertad y restarle su control interno. A veces es difícil aceptar que se les permita “no hacer nada” pero según este tipo de centros ‹‹en ocasiones es necesario el aburrimiento para que el niño descubra sus verdaderos intereses y decida ir tras ellos de forma activa. Cuando a un niño se le repite constantemente qué tiene que hacer, se le limita y puede entrar en un estado de desinterés, sólo dejándolo libre puede entrar en contacto con sus genuinos intereses.››





No hay comentarios:

Publicar un comentario